Resumo: |
Una de las características principales de la democracia es la celebración de elecciones competitivas
y transparentes. Para ello, la administración electoral planifica y ejecuta estrategias, además de buenas
prácticas que permitan a las y los ciudadanos ejercer su derecho al sufragio en comicios libres, seguros
y justos. A inicios de 2020, la propagación y el contagio de la COVID-19 en diferentes países del mundo
alteraron no solo patrones de conducta de la ciudadanía sino también la vida democrática. En algunos
casos, la pandemia produjo la suspensión o retraso de las elecciones nacionales, municipales y/o consultas
populares, así como la ejecución de estos procesos mediante la aplicación de protocolos sanitarios.
Perú, en 2021, llevó a cabo dos jornadas electorales nacionales para elegir los cargos de presidencia, vicepresidencias,
Congreso de la República y Parlamento Andino. En ambos casos, la Oficina Nacional
de Procesos Electorales (ONPE) dispuso la aplicación de protocolos y otras medidas para el desarrollo
de estos comicios. Así, el accionar de la ONPE buscaba resolver dos preocupaciones generalizadas: la
posibilidad de una menor participación electoral y el aumento del número de contagios. De esta manera,
este artículo pretende presentar las actividades y buenas prácticas desarrolladas por esta institución, en
el marco de las Elecciones Bicentenario, frente a la mencionada pandemia y cómo estas afectaron la participación
electoral y el número de casos detectados con COVID-19. Estos dos indicadores servirán para
demostrar la efectividad de los protocolos implementados.
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