Resumo: |
La confianza ciudadana en las instituciones políticas es parte insoslayable de la agenda
de la democratización de los países que recién factura democrática. Sin embargo, los
niveles de confianza que se han alcanzado en países como México no parecen avanzar
con el ritmo necesario para dar una mayor estabilidad y duración a las instituciones
políticas representativas de la democracia, un caso de suma importancia en este
contexto es el Instituto Federal Electoral (IFE) en México. El propósito del artículo es
examinar cual ha sido la evolución en la confianza de los mexicanos, tanto
interpersonal como hacia ésta institución en la primera década del siglo. El análisis se
basa en los datos de las encuestas de Latin American Public Opinion Project (LAPOP) y
de World Values Survey en las rondas correspondientes a dicho decenio; así como en
resultados de la empresa Mitofsky y en las ENCUP 2001, 2003, 2005, 2008. El
argumento central es que el desarrollo de la confianza interpersonal aún exhibe signos
precarios para soportar el edificio de una democracia en construcción y que ello
restringe la formación de redes ciudadanas que den cuenta de un capital social en
desarrollo, que otorgue solidez a la incipiente democracia. Pero sin embargo, la
confianza hacia el IFE si muestra una tendencia positiva ascendente, lo que es una
buena noticia para la democracia mexicana, al menos en las primicias de la siguiente
elección presidencial.
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